Concierto: Plaza y Hernández: focos distintos
Por Manuel Maira
Alberto Plaza y Myriam Hernández demostraron la noche del sábado en el concierto Enamora2 que la marca registrada de sus nombres aún moviliza gente (cuatro mil personas en Espacio Riesco), pero también que hoy sus focos son muy distintos.
Fue Plaza el que abrió la serie, con un retraso impresentable de cerca de una hora y media, para matizar sus dos caras dentro de un repertorio probado. Intercalando canciones de su etapa romántica atormentada, como Aventurera, con muestras de su despeinado momento actual de mensajes positivos (Pa'lante), camisas de colores y ritmos alegres, Plaza dio con un equilibrado y aceitado repaso a su historia.
Luego, lo de Myriam Hernández fue un desfile de excentricidades dentro de un sobrecargado show que deja espacio para cualquier cosa. En más de una hora la animadora del Festival de Viña -con algunos kilos de sobrepeso- combinaba coreografías estilo Madonna no acordes con su estampa de señora, con chistes subidos de tono y siúticas intervenciones que hablaban de "adorar con las entrañas" o de estar "enamorada de ustedes". La exótica lista siguió cuando la ex amiga de Luis Jara se mostró agotada tras seguir el ritmo de sus bailarines, se maquilló en público, y hasta dio consejos sobre las propiedades de la manzanilla.
"¿Quieren conversar?", preguntó al público en la mitad del concierto, obteniendo un unánime "nooo" como respuesta. La guinda de la torta para un show que terminó con la mitad de las sillas vacías, como señal de que el foco de Hernández necesita varios ajustes en su actual propuesta.
Alberto Plaza y Myriam Hernández demostraron la noche del sábado en el concierto Enamora2 que la marca registrada de sus nombres aún moviliza gente (cuatro mil personas en Espacio Riesco), pero también que hoy sus focos son muy distintos.
Fue Plaza el que abrió la serie, con un retraso impresentable de cerca de una hora y media, para matizar sus dos caras dentro de un repertorio probado. Intercalando canciones de su etapa romántica atormentada, como Aventurera, con muestras de su despeinado momento actual de mensajes positivos (Pa'lante), camisas de colores y ritmos alegres, Plaza dio con un equilibrado y aceitado repaso a su historia.
Luego, lo de Myriam Hernández fue un desfile de excentricidades dentro de un sobrecargado show que deja espacio para cualquier cosa. En más de una hora la animadora del Festival de Viña -con algunos kilos de sobrepeso- combinaba coreografías estilo Madonna no acordes con su estampa de señora, con chistes subidos de tono y siúticas intervenciones que hablaban de "adorar con las entrañas" o de estar "enamorada de ustedes". La exótica lista siguió cuando la ex amiga de Luis Jara se mostró agotada tras seguir el ritmo de sus bailarines, se maquilló en público, y hasta dio consejos sobre las propiedades de la manzanilla.
"¿Quieren conversar?", preguntó al público en la mitad del concierto, obteniendo un unánime "nooo" como respuesta. La guinda de la torta para un show que terminó con la mitad de las sillas vacías, como señal de que el foco de Hernández necesita varios ajustes en su actual propuesta.