Monday, August 29, 2005

Fito Páez: con la sangre empacada

Manuel Maira

Un concierto sobrio, de sonido impecable y de emoción contenida. Así fue el primero de los tres shows en los que Fito Páez viene a presentar uno de sus últimos caprichos.
La carencia de sangre de su último álbum (Moda y Pueblo), dedicado a reversionar, con arreglos de cuerdas y piano, a nombres emblemáticos del rock transandino -incluido él mismo-, quedó en evidencia anoche en un prácticamente lleno Teatro Teletón.
Porque la pretensión del argentino, acompañado de un quinteto de cuerdas, más suaves aportes de bajo y batería, dejó de lado el sentimiento de canciones instaladas hace tiempo en el cancionero latinoamericano. Y ese status de clásicos que tienen cortes, anoche destilados, como Muchacha Ojos de Papel (Luis Alberto Spinetta), o Tumbas de la Gloria, lo salvó de pasar la prueba con sus incondicionales que lo hacen sentir de local cada vez que aterriza por estos lados.
Y consciente de su antojo, (comentó con toda razón al arranque del show: "¡Qué concierto más paquete!"), Páez dejó un espacio al medio de la jornada para visitar su sonoridad apegada a su marca registrada. Ahí bajó el telón a su refinado conjunto para dejar en escena la batería y el bajo, agarrando la guitarra para Al Lado del Camino; se despeinó en Brillante Sobre el Mic; y emocionó en 11 y 6, dejando claro que el experimento no fue más que un capricho.

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